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Tu jardin y piscina en manos de confianza

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Agua pura a su servicio en el jardín


Desde sus orígenes, el hombre ha buscado el agua para crear sus asentamientos, por lo que no es raro que para nosotros sea algo esencial al momento de pensar en nuestra parcela.

Tanto para vivir en ella como para regar nuestros cultivos, requeriremos de este líquido vital. Ella será la que empapará los surcos de la tierra donde sembraremos huerto, la que hará verdear nuestro campo y permitirá que brindemos las comodidades básicas a nuestra familia.

Sin embargo, en nuestros tiempos no basta con que la tengamos a mano, sino que, además, debemos asegurarnos de que sea de buena calidad.

En un mundo donde la población ha aumentado mientras las materias primas se han ido agotando, el hombre ha debido utilizar su ingenio y conocimientos tecnológicos para abastecerse de agua, que en algunos lugares es escasa y en otros está muy contaminada.

Chile es un país joven, y por fortuna todavía posee grandes reservas; pero si no las cuidamos, se agotarán inexorablemente.

Características del agua para el jardín

Compuesta de oxígeno e hidrógeno, que le dan características especiales, tendemos a creer que no hay nada más limpio que el agua Pero para considerada verdaderamerite pura. debe cumplir con una serie de normas indica de los márgenes de elementos extraños que puede contener para no afectar a los seres vivos.

El agua potable es la que tiene que responder a las mayores exigencias. Usted puede verificar que sea cristalina, inodora -sin olor-, insípida -sin sabor- e incolora; es decir, comprobar que sea pura al menos en su apariencia.

No obstante, los componentes químicos del agua no son observables a simple vista, sino por medio de exámenes de laboratorio. Ellos determinan si es tóxica y, por lo tanto, si sirve para consumirla, para regar o destinarla a otra actividad.

Asimismo, una gran variedad de microorganismos patógenos, desde aquellos que producen el tifus hasta los responsables de la hepatitis, están presentes en el vital líquido, por lo que es muy importante desinfectarlo.

Tratamientos del agua para el jardín

Hoy el agua se puede tratar para emplearla en el consumo, riego o industria. Existen en el país varias empresas que se dedican a esta tarea, ya sea para purificarla, porque tiene compuestos no recomendables para usarla, o porque una vez aprovechada se la quiere devolver descontaminada al medioambiente.

Si bien los tratamientos son diferentes, los pasos a seguir en las primeras etapas son muy similares. Cuando el agua proviene de una fuente superficial, lo más probable es que acarree tierra, ciertos elementos químicos, desechos o materia orgánica y, por lo tanto, que esté turbia. Lo primero que se hace es eliminar todos los residuos que arrastra, para lo cual se decanta y luego se filtra. Se la puede dejar quieta en un recipiente especial y conseguir que los sedimentos queden en el fondo, o aplicar algunos coagulantes que actúan como aglutinadores, juntando la suciedad para que quede atrapada en los filtros. La segunda etapa, es decir el proceso de filtración, se lleva a cabo haciendo pasar el agua a través de arena o gravilla. El resultado es un líquido absolutamente transparente, lo que no significa que lo esté en realidad. Por lo anterior, es muy importante el paso que sigue, es decir la desinfección. Entre los sistemas más usados para realizarla están los que emplean el cloro, el ozono o la luz ultravioleta, y es en ellos donde radica la diferencia entre las distintas empresas que trabajan en este rubro.

El cloro es el medio más socorrido, y se aplica al agua en una cantidad mínima durante media hora, lo que asegura la muerte de los microorganismos. Una de sus ventajas es que desinfecta las tuberías por donde pasa, pues su acción dura en el tiempo y se gasta sólo cuando se encuentra con contaminantes. La proporción de cloro que se utiliza es muy pequeña, porque corresponde a niveles tolerables para el ser humano. Cabe señalar que existen los hipocloradores, aparatos que se instalan fácilmente y que regulan esta aplicación.

Luz y ozono

La luz ultravioleta, por su parte, se genera por medio de lámparas especiales. Esta energía atraviesa el agua quemando los microorganismos, y su ventaja es que logra la eliminación de gérmenes en forma natural y no tóxica, ya que no agrega elementos extraños al líquido tratado.

En cuanto al ozono, es un gas que produce energía y oxígeno, reponiendo el que consumen los microorganismos que tiene el agua, con lo que se evita el crecimiento de los agentes patógenos. Igualmente, el ozono quema los gérmenes.

Estos métodos para desinfestar el agua varían en costos, implementación, manejo, almacenamiento y residuos resultantes. Asimismo, todos operan dentro de los niveles aceptados por las autoridades sanitarias; pero la posibilidad de que originen combinaciones con otros elementos contenidos en el líquido es lo que preocupa.

A nivel de industrias, actualmente hay algunas que toman el agua que necesitan de fuentes naturales y luego de usarla la tratan, porque requieren que tenga características particulares o debido a que su política es devolverla a un curso natural en las mismas condiciones en que la captaron, evitando así contaminar el ambiente.

La tecnología de hoy permite el prodigio de devolver como nueva a la naturaleza el agua ya utilizada. Sin embargo, ello implica un costo, por lo que es muy sabio cuidar lo que se tiene, sobre todo tratándose de un elemento que significa salud y vida

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Agua pura a su servicio en el jardín


Desde sus orígenes, el hombre ha buscado el agua para crear sus asentamientos, por lo que no es raro que para nosotros sea algo esencial al momento de pensar en nuestra parcela.

Tanto para vivir en ella como para regar nuestros cultivos, requeriremos de este líquido vital. Ella será la que empapará los surcos de la tierra donde sembraremos huerto, la que hará verdear nuestro campo y permitirá que brindemos las comodidades básicas a nuestra familia.

Sin embargo, en nuestros tiempos no basta con que la tengamos a mano, sino que, además, debemos asegurarnos de que sea de buena calidad.

En un mundo donde la población ha aumentado mientras las materias primas se han ido agotando, el hombre ha debido utilizar su ingenio y conocimientos tecnológicos para abastecerse de agua, que en algunos lugares es escasa y en otros está muy contaminada.

Chile es un país joven, y por fortuna todavía posee grandes reservas; pero si no las cuidamos, se agotarán inexorablemente.

Características del agua para el jardín

Compuesta de oxígeno e hidrógeno, que le dan características especiales, tendemos a creer que no hay nada más limpio que el agua Pero para considerada verdaderamerite pura. debe cumplir con una serie de normas indica de los márgenes de elementos extraños que puede contener para no afectar a los seres vivos.

El agua potable es la que tiene que responder a las mayores exigencias. Usted puede verificar que sea cristalina, inodora -sin olor-, insípida -sin sabor- e incolora; es decir, comprobar que sea pura al menos en su apariencia.

No obstante, los componentes químicos del agua no son observables a simple vista, sino por medio de exámenes de laboratorio. Ellos determinan si es tóxica y, por lo tanto, si sirve para consumirla, para regar o destinarla a otra actividad.

Asimismo, una gran variedad de microorganismos patógenos, desde aquellos que producen el tifus hasta los responsables de la hepatitis, están presentes en el vital líquido, por lo que es muy importante desinfectarlo.

Tratamientos del agua para el jardín

Hoy el agua se puede tratar para emplearla en el consumo, riego o industria. Existen en el país varias empresas que se dedican a esta tarea, ya sea para purificarla, porque tiene compuestos no recomendables para usarla, o porque una vez aprovechada se la quiere devolver descontaminada al medioambiente.

Si bien los tratamientos son diferentes, los pasos a seguir en las primeras etapas son muy similares. Cuando el agua proviene de una fuente superficial, lo más probable es que acarree tierra, ciertos elementos químicos, desechos o materia orgánica y, por lo tanto, que esté turbia. Lo primero que se hace es eliminar todos los residuos que arrastra, para lo cual se decanta y luego se filtra. Se la puede dejar quieta en un recipiente especial y conseguir que los sedimentos queden en el fondo, o aplicar algunos coagulantes que actúan como aglutinadores, juntando la suciedad para que quede atrapada en los filtros. La segunda etapa, es decir el proceso de filtración, se lleva a cabo haciendo pasar el agua a través de arena o gravilla. El resultado es un líquido absolutamente transparente, lo que no significa que lo esté en realidad. Por lo anterior, es muy importante el paso que sigue, es decir la desinfección. Entre los sistemas más usados para realizarla están los que emplean el cloro, el ozono o la luz ultravioleta, y es en ellos donde radica la diferencia entre las distintas empresas que trabajan en este rubro.

El cloro es el medio más socorrido, y se aplica al agua en una cantidad mínima durante media hora, lo que asegura la muerte de los microorganismos. Una de sus ventajas es que desinfecta las tuberías por donde pasa, pues su acción dura en el tiempo y se gasta sólo cuando se encuentra con contaminantes. La proporción de cloro que se utiliza es muy pequeña, porque corresponde a niveles tolerables para el ser humano. Cabe señalar que existen los hipocloradores, aparatos que se instalan fácilmente y que regulan esta aplicación.

Luz y ozono

La luz ultravioleta, por su parte, se genera por medio de lámparas especiales. Esta energía atraviesa el agua quemando los microorganismos, y su ventaja es que logra la eliminación de gérmenes en forma natural y no tóxica, ya que no agrega elementos extraños al líquido tratado.

En cuanto al ozono, es un gas que produce energía y oxígeno, reponiendo el que consumen los microorganismos que tiene el agua, con lo que se evita el crecimiento de los agentes patógenos. Igualmente, el ozono quema los gérmenes.

Estos métodos para desinfestar el agua varían en costos, implementación, manejo, almacenamiento y residuos resultantes. Asimismo, todos operan dentro de los niveles aceptados por las autoridades sanitarias; pero la posibilidad de que originen combinaciones con otros elementos contenidos en el líquido es lo que preocupa.

A nivel de industrias, actualmente hay algunas que toman el agua que necesitan de fuentes naturales y luego de usarla la tratan, porque requieren que tenga características particulares o debido a que su política es devolverla a un curso natural en las mismas condiciones en que la captaron, evitando así contaminar el ambiente.

La tecnología de hoy permite el prodigio de devolver como nueva a la naturaleza el agua ya utilizada. Sin embargo, ello implica un costo, por lo que es muy sabio cuidar lo que se tiene, sobre todo tratándose de un elemento que significa salud y vida

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Cómo construir un suelo fértil?


Cada proyecto concebido para las diferentes áreas de nuestro terreno, con propósitos de cultivos o jardines, comienza con un reconocimiento del suelo y su aptitud productiva, como primer paso.

Una simple ojeada nos dirá muchas cosas, si aprendemos a distinguir sus componentes y el porcentaje presente de cada uno, así como la forma en que se distribuyen, como veremos más adelante. Sus tendencias dependen en gran parte del contexto geográfico en que se encuentran, pero cada suelo tiene también particularidades que lo hacen único y especial.

El conocimiento de nuestro terreno nos permitirá obtener de él respuestas muy satisfactorias, que en la medida de nuestra disposición a entender sus procesos se harán más amables. Su lenguaje es muy simple, en lo que a textura se refiere, como primer acercamiento a la correlación de los diferentes tipos de suelo y su respectivo potencial productivo. Un conocimiento más exhaustivo y profundo requiere de un análisis químico, como ya hemos señalado en anteriores ediciones.

Textura del suelo del jardín

Cuando se quiere tener éxito en una explotación agrícola haciendo uso de diferentes prácticas culturales, como labores del suelo, fertilizaciones, enmiendas, riegos y otros, es preciso contar, primeramente, con un conocimiento adecuado de las propiedades físicas y químicas del suelo, lo que redundará en su comportamiento biológico.

Sin duda, la textura es una de las propiedades físicas de mayor importancia. Los agricultores están al tanto de lo que esto significa, pues han llegado a distinguir los suelos pesados, los sueltos, los arenosos, los francos y los arcillosos, además de una infinidad de combinaciones. Cada uno conlleva mayores o menores labores.

Técnicamente, la textura es una propiedad que se refiere a la clasificación y proporción de las partículas del suelo, según el tamaño de ellas. La arena, el limo y la arcilla constituyen el elemento fino; la grava, casquijos y piedras, el elemento grueso o esqueleto del suelo.

No es frecuente encontrar suelos simplemente arenosos, o limosos o arcillosos, sino que están constituidos por una combinación porcentual de los tres tipos de partículas. Esto lleva a distinguir clases de texturas de acuerdo a los posibles porcentajes de la arena, el limo y la arcilla presentes en el terreno. Estas clases de textura tienen una extraordinaria importancia, ya que influyen en las propiedades físicas que determinan condiciones favorables o desfavorables para el desarrollo de las plantas, como son: aireación, infiltración, escurrimiento, retención de humedad, provisión de elementos nutritivos, facilidades en el laboreo y necesidades de riego, por nombrar algunas.

Si hay un dominio de la arena y de los elementos gruesos, el suelo será muy poroso y muy permeable, retiene poca humedad, es "secante", tiene poca cohesión, menos plasticidad y pocas reservas de elementos minerales nutritivos. A la inversa, si predomina la arcilla, el suelo es poco filtrante, retiene mucha humedad y más elementos nutrientes. Ambos extremos no son adecuados. La textura llamada media o suelo franco es la más adecuada y es la que presenta o contiene 20% de arcilla, 40% de arena y 40% de limo.

Estructura del suelo del jardín

La arena, limo y arcilla, que dan lugar a las diversas texturas, no están de manera aislada en el suelo, sino que conforman agregados terrosos de tamaño y formas diversas. Los hay de forma "granular" o de "miga"; como "prismas"; "columnares"; "laminares"; "grano simple"; sin estructura definida o con estructura masiva.

La estructura del suelo es de fundamental importancia, pues determina las condiciones favorables o no para la circulación del aire y del agua en el terreno, lo que incide en que las raíces de las plantas puedan desarrollar sus funciones fisiológicas.

La mejor estructura es la "granular', por su adecuada constitución física. No obstante, es fácilmente deteriorable por exceso de laboreo mecánico, pérdida de la capa vegetal, destrucción de la materia orgánica o por la erosión, insuficiente drenaje, formación de terrones y costras, compresión y compactación del suelo, además de otras causas.

A la inversa, los recursos para mantener una buena estructura del suelo son, entre otros, control de la erosión, restitución de la materia orgánica mediante rotaciones convenientes que incluyan praderas, incorporación de guano de corral, uso de mantillo o compost; empleo racional de fertilizantes, control de napas de agua, drenajes adecuados y cultivos en terrazas y todo lo que signifique proteger y enriquecer la tierra.

Tanto la textura como la estructura del suelo determinan las condiciones favorables para el desarrollo biológico adecuado del mismo, lo que redundará en cultivos prósperos y buen rendimiento. El manejo del suelo es fundamental para tener éxito en los cultivos.

Mientras un análisis físico del suelo nos indica su textura y estructura, el análisis químico indicará tanto los elementos presentes como aquellos de los que carece. En conjunto, ambos aspectos nos indican la frecuencia de microorganismos y el posible desarrollo y rendimiento que nos darán los cultivos, al igual que la elección de los cultivos más convenientes en cada caso.

Cuando la tierra, en cuanto a suelos se refiere, deja de tener misterios; se hace más amiga y hasta puede comenzar con ello un largo idilio

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Planificación de las raíces


Un buen ejemplo de raíces mal planificadas son aquellas que alteran los cimientos de la casa, a causa de una especie mal elegida para el lugar menos apropiado. Otras situaciones menos graves las provoca el taponamiento del sistema de alcantarillado con raicillas o la obstaculización de unas especies hacia otras.

Es por ello que, para determinar el tipo de arbustos o árboles que vamos a plantar, así como las distancias que debemos guardar entre ellas y la compatibilidad de ciertas hortalizas en el huerto, conviene conocer las raíces que desarrollan, tanto como su follaje.

Las plantas están compuestas o conformadas por raíz, tallo, hojas, flores, frutos y semillas, partes que podemos diferenciar claramente y que cumplen funciones muy específicas.

Si analizamos en un primer lugar la raíz y las funciones principales que en ella tienen lugar, veremos que la más evidente que cumple la raíz, y que podemos fácilmente observar, es la fijación de la planta al suelo y su mantenimiento en posición generalmente vertical. Para lograr esto, las raíces se ramifican en forma profusa y repetida en el suelo. La profundidad que alcanzan es variable según la especie y/o variedad.

Medio de captación

Otra función de la raíz, y sin duda la más importante, es la absorción del agua y de los minerales del suelo, los que conducen hacia el tallo, hojas, flores, frutos y semillas para su crecimiento, desarrollo y reproducción.

El extremo o ápice de cada raíz se denomina cofia o pilorriza, cubierta formada de células de crecimiento dé la raíz, sobre el cual hay otra zona de alargamiento. Por encima de esta última se encuentran los pelos radicales, radiculares o absorbentes, a través de los cuales se absorbe la mayor parte del agua y de las sustancias minerales.

Los botánicos suelen distinguir dos tipos comunes de raíces:

  • Fibrosas o difusas. Están constituidas por muchas raíces delgadas y de tamaño casi igual. Ejemplos de este tipo son las de gramíneas, como trigo, cebada y ballica.
  • Raíces típicas, constituidas por una extensión principal o pivotante, grande y única, que generalmente se dirige en línea recta hacia abajo, rompiendo el suelo. Tiene también, en forma lateral, raíces secundarias más pequeñas y, sobre éstas, los pelos radicales que ya hemos mencionado.

Raíces especializadas

Tal como se organizan las diferentes funciones de todos los seres vivos, en las plantas hay raíces especializadas. Un tipo de ellas se presenta en plantas muy desarrolladas, muy altas, como el maíz, cuyo órgano subterráneo está formado por extensiones fibrosas incapaces de sostener por sí solas a la mata o caña. Con su peso y altura, más la acción del -viento, harían que la planta se volcara o tendiera, lo que se contrarresta mediante un segundo sistema de raíces propio del maíz, que crecen sobre el suelo en el tallo de la planta, sirviendo como anclaje. Se denominan raíces adventicias.

En algunas plantas, como la papa, la zanahoria, los rábanos, la betarraga y los nabos, las raíces principales son especializadas y cumplen otra función muy particular, como es la de almacenar grandes cantidades de alimento.

El crecimiento y desarrollo de las raíces es muy variable, según la especie de que se trate. Así, en el caso de la alfalfa, que en promedio crece unos dos metros sobre el suelo, en sus profundidades se han medido raíces que superan los diez metros, desarrollándose en busca del agua necesaria para su crecimiento y como medio de transporte de los nutrientes. Sin embargo, entre los árboles mayores hay algunas raíces muy superficiales, y por ello cuando hay temporales de viento se arrancan con facilidad; en cambio otros poseen raíz pivotante profunda y raíces laterales también muy desarrolladas, que fijan muy fuertemente el árbol al suelo. Así, a estas especies adaptadas a esa condición climática, es imposible que el viento pueda arrancarlas, por más fuerte que éste sea.

El paso del agua desde el suelo a los pelos radiculares y de éstos a las raicillas, raíces, tallos y al resto de la planta, tiene lugar por una serie de principios físicos de osmosis y presiones radiculares.

La raíz posee, además, una fuerza que los científicos denominan geotropismo y que consiste en que siempre se dirige hacia abajo -hacia el centro de la Tierra-, cualquiera sea la posición que tengan. Este es un fenómeno inverso a la fuerza que tienen los tallos y hojas de las plantas, llamado fototropismo, que los lleva a buscar siempre la luz. Crecen, por lo tanto, hacia afuera del suelo o de la tierra, como buscando el sol.

Su nacimiento se produce a partir de las semillas, en la generalidad de los casos; pero también a partir de partes de un vegetal, como trozos de tallos, de ramas, hojas o de otras raíces, que al enterrarlos o darles el medio adecuado, es posible inducir el arraigamiento y generar una nueva planta o un nuevo ejemplar. Es una de las formas utilizadas en la multiplicación de flores en viveros.

Las descripciones contenidas en la literatura sobre cultivos y paisajismo, hacen referencia al tipo de raíz que cada especie desarrolla. Le recomendamos tomar en cuenta esta información antes de determinar su ubicación y asociación con los objetos o plantas situados en las proximidades

Aves silvestres en el jardín los montesinos,los desamparados,ameva,hurchillo,jacarilla,


Animales silvestres en el jardín del hogar


Existen poderosas razones para poblar además de los cielos, los bosques... el jardín con aves silvestres. Si causan algún daño a la producción frutal u otros cultivos, evalúelo con la misma aceptación que reserva para los factores climáticos u otras variables que no se pueden evitar y que impiden llegar a una cosecha ciento por ciento perfecta.

La mayor parte de las especies que se alimentan de nuestras plantas tienen muy bien ganado ese derecho, porque también comen ciertos insectos que, eventualmente, podrían convertirse en una plaga.

En nuestro país está prohibida la caza de aves silvestres, excepto el caso de 21 especies del total de 436 existentes en el país. Para todas, de cualquier modo, rige la prohibición de envenenarlas, lo que está penado por la ley.

El empleo de venenos, está generalmente inspirado en apreciaciones erróneas, puesto que al cuantificar en forma objetiva los daños, éstos suelen ser inferiores a los que las apariencias indican.

El uso indiscriminado de pesticidas puede también exterminar involuntariamente algunas especies, causando de manera indirecta la sobrepoblación de los insectos que servían a aquéllas de alimento. Los ratones, cuya presencia y perjuicios son motivo frecuente de queja entre los parceleros, aumentan en número a causa de la eliminación de las lechuzas. Una de ellas con cinco crías, caza entre 20 y 25 ratones en una noche, de manera que el origen de cualquier desequilibrio entre las especies debe buscarse primero en los efectos de la intervención del hombre en el hábitat compartido.

Asimismo, cuando hay problemas con un cultivo a causa de las aves, es recomendable optar por prácticas alternativas, previa cuantificación del daño real e identificación precisa de la especie responsable. Existen para tal efecto aparatos sonoros que emiten explosiones o ruidos para espantar a las aves, y también cintas de diversos colores y texturas, que las disuaden con su efecto visual.

Hay que reconocer que no se trata de algo muy simple, porque determinados métodos sirven para algunas especies y no para otras.

En términos reales, hay una enorme cantidad de aves cuya presencia es benéfica para los predios rurales, así como también algunas que provocan problemas, pero siempre relativos.

Entre las que se alimentan de granos, como trigo, maíz y maravilla, están las palomas, torcazas y otras de la misma familia; además de tórtolas, codornices, diucas, chirigües y jilgueros, los que en épocas reproductivas consumen también insectos como complemento proteico. Además, lo que aprovechan verdaderamente es el rastrojo; es decir, el grano caído después de la cosecha.

Las herbívoras que abundan son la rara (pequeña ave que cae sobre los frutos del caqui), zorzal y tordo (también aficionados a la fruta tierna), entre otros.

Los insectívoros son abundantes, porque entre ellos se incluyen aves que también comen ratones, conejos y otros roedores, como los tiuques y los cernícalos. Principalmente insectos consumen las dormilonas, diucones, chercanes, rayaditos, comefebos, carpinteros, pitihues, picaflores, bandurrias y cuervos de pantano.

La caza permitida de aves silvestres

Gran parte de las especies cuya caza está aceptada tienen en realidad una veda parcial, que determina el período del año, región territorial y número de piezas permitidas por excursión.

De este grupo de aves de caza autorizada, aquellas exóticas consideradas muy dañinas para las actividades silvoagropecuarias o que afectan a la supervivencia de las especies nativas, no tiñen veda en ninguna época del año.

Las sanciones para quienes compren, cacen, vendan, transporten, comercien o destruyan huevos o crías de las especies en período de veda, consisten en multas de hasta unos 800 mil pesos.

Conviene recordar que las normas establecidas tienen por objetivo proteger nuestro patrimonio ecológico, cuyo equilibrio depende en gran parte de la fauna silvestre. Una amenaza sobre ella puede ser el comienzo de la destrucción del ambiente natural, que constituye el principal agrado de una parcela.

La alimentación aves silvestres

La tan conocida paloma asilvestrada, denominada científicamente Columba livia, despierta especial ternura de ancianos, niños y en general entre quienes ven en ellas la posibilidad de desahogar su nostalgia por la naturaleza desplazada de las ciudades. Hoy se encuentra permitida la caza de esta especie, debido a su capacidad de proliferación en nuestro medio. Nidifica en los aleros y escondrijos que las edificaciones le brindan.

Es originaria del viejo mundo, donde fue domesticada hace más de 4.000 años. A nuestro continente fueron traída hace ya varios siglos y actualmente se encuentra distribuida a lo largo de todo el país y en la mayor parte de América, asociada a las poblaciones humanas. En la isla Róbinson Crusoe se hallan en gran número, ocupando principalmente acantilados para nidificar.

Su alimentación consiste en frutos y semillas, complementadas en los medios urbanos con una diversidad de restos alimenticios que se encuentran en calles, parques y basurales. Es una especie altamente gregaria, como para reunirse en bandadas que pueden superar el millar de individuos, sobre todo en las cercanías de molinos, graneros y puertos de embarque de granos.

Otra especie de caza permitida, aunque de origen regional, es el yeco o Phalacrocorax olivaceus. Se le conoce también como pato yeco, cormorán negro o cuervo de mar, y su aspecto es algo siniestro: mide entre 70 y 75 cm de longitud desde la cola al pico y se caracteriza por su plumaje completamente negro, con algunos brillos oliváceos.

A pesar de que esta ave es pariente de pelícanos y piqueros, no sólo se le encuentra a lo largo de las costas, sino también en ríos, lagunas, tranques y lagos, incluso a alturas de 5.000 metros sobre el nivel del mar.

Se alimentan principalmente de peces, que capturan buceando, luego de lo cual deben secar su plumaje al sol. Es común verlos durante largo rato sobre los árboles, rocas o el suelo, con sus alas abiertas en espera de que sus plumas se sequen.

Los yecos son usualmente silenciosos; pero en los sitios en que se reproducen y en los dormideros se pueden escuchar distintos graznidos y vocalizaciones que recuerdan más a los gruñidos de un cerdo que a los gritos de un ave.

Debido a la gran cantidad de guano que producen, los árboles utilizados como dormideros o sitios de nidificación mueren, quedando secos y con un característico color blanco.

En el caso de ambas aves, aunque todos los cazadores copen su cuota de caza, difícilmente corren el riesgo de extinguirse, como podría suceder con ciertos exponentes de la flora o fauna natural de nuestro territorio, de no controlarse una multiplicación desequilibrada de cualquier especie

Caldos de cultivo san miguel de salinas,torremendo,la siesta,pinomar


Los superabsorbentes en la agricultura


Hace unos años, este producto hubiera parecido una amenaza del espacio exterior, algo así como la punta de lanza de una acción extraterrestre destinada a dejarnos sin una gota de agua y propiciar la muerte de la especie humana, para facilitar la posterior y definitiva invasión de la Tierra.

Pero ahora, cuando esas afiebradas pesadillas quedaron atrás luego que el hombre pisó la Luna hace 25 años, hay más gente en el planeta, menos superficies cultivables, proporcionalmente menos comida y al parecer las temporadas de lluvia llegan cada vez más deprimidas, estos sorprendentes artefactos aparecen como una verdadera bendición del cielo que permitirá, eventualmente, la perduración de la vida tal y como la conocemos.

Son los superabsorbentes, unos copolímeros que tienen como misión retener agua y almacenarla, para luego entregarla mediante procesos mecánicos simples en donde requerida.

Los que más contentos están con su llegada al mercado son los agricultores. Para ellos, la fabricación comercial y ya no sólo experimental de los superabsorbentes es una de las mejores noticias del siglo, fundamentalmente porque ese hecho les ha puesto en las manos una herramienta capaz no sólo de multiplicar su potencial productivo, sino que también les amplía el rango de acción geográfica, al convertir en explotables terrenos que tradicionalmente eran considerados un problema por su sequedad.

¿Qué son y para qué sirven los caldos de cultivo?

No son más de lo que su nombre no científico explícita: elementos con una capacidad de absorción de líquido, específicamente agua, superior a la que tienen otros absorbentes. Son artificiales, sintéticos, no naturales y sirven para elevar de manera sustancial el rendimiento de los terrenos agrícolas en relación al riego.

El principio básico de funcionamiento de estas maravillas tecnológicas se encuentra en las reacciones químicas y eléctricas que experimentan una vez que entran en contacto con el agua, pues convierten su estructura en una virtual esponja capaz de almacenar por largos períodos cantidades del vital elemento hasta 600 veces superior a su tamaño original (claro que en condiciones óptimas).

La idea es que estas ingeniosidades, por ser tan eficientes en lo que a guardar agua se refiere, pueden ser ocupadas para transformar en fértiles suelos que antes no lo eran o no lo podían ser por la falta de agua. Los superabsorbentes, tras ser mezclados con la tierra, se convierten en verdaderos depósitos acuosos que, gracias a su estructura cristalizada y en la medida que son requeridos, proporcionarán a las plantas allí instaladas el agua que necesitan para su desarrollo y crecimiento.

Por sus propiedades retráctiles (dilatación y contracción), los superabsorbentes proporcionan a los suelos agrícolas una "movilidad" altamente beneficiosa, pues les permiten realizar sus procesos de ventilación y oxidación de manera eficiente y no traumática. Es decir, un terreno que contiene superabsorbentes no necesita ser constantemente "dado vuelta".

Sólo para eruditos

De aparición relativamente reciente, estas sustancias cristalinas deben su peculiar capacidad de retención de agua al modo en que sus moléculas están estructuradas internamente. Las forman diversas cadenas de átomos conectados por enlaces transversales, y al entrar en contacto con el agua, los principales de esos enlaces se repelen por efectos eléctricos. En ese momento las moléculas de agua penetran la estructura, quedando capturadas en los intersticios atómicos del cristal.

Principales beneficios de los caldos de cultivo

Siendo algunos de los principales problemas que tiene que enfrentar un agricultor en sus labores los que tienen que ver con el alto costo que significa la mantención del cultivo, la falta de agua y las condiciones climáticas adversas, el exceso de salinidad del suelo, la erosión, el mal manejo de los fertilizantes y la evaporación o percolación del agua, dependiendo del terreno, los superabsorbentes aparecen como una gran solución inmediata, ya que por sus cualidades mecánicas intervienen directamente en el manejo de esas variables y otras tantas.

En lo que respecta a la mantención de los cultivos, estas maravillas cristalizadas garantizan, tras su aplicación en el terreno, un ahorro sustancial, pues la frecuencia del riego disminuye y la cantidad de agua necesaria para abastecer un terreno baja en más del 50 %.

La evaporación y la percolación -filtración a capas profundas- del agua, directamente ligadas a las condiciones climáticas de sequedad -la primera- y a las de calidad del suelo, la segunda, también son controladas por la acción de los superabsorbentes, ya que su capacidad de retención del líquido ayuda a que esté no se pierda por la acción mecánica del sol o la gravedad.

Y en cuanto al suministro de fertilizantes y a la salinidad de los suelos, debido a que los superabsorbentes entregan su contenido de manera controlada a las plantas, éstas siempre obtienen lo que precisan y nada más.

Otro de los beneficios del uso de superabsorbentes reside en que retienen el agua en el sector más conveniente del suelo, de acuerdo a las necesidades de desarrollo de las plantas. Ese se ubica entre los 10 y los 50 centímetros de profundidad, que es donde están las raíces secundarias de los vegetales, las que mayor cantidad de pelillos absorbentes tienen. Tal hecho evita que las plantas se desgasten profundizando sus raíces en busca de los vitales nutrientes, que la erosión avance y que la capa vegetal desaparezca.

Es importante destacar que la vida útil de estos cuerpos en la tierra oscila entre los seis meses y los cinco años, dependiendo de las condiciones químicas y mecánicas del suelo. Y que una vez que ya no prestan servicio son biodegradados por las bacterias del terreno, sin producir ningún tipo de alteración tóxica en los vegetales o en los suelos.

Usos prácticos de los caldos de cultivo

De seguro habrá más de alguien que piense que gracias a los superabsorbentes ahora es posible meter el agua en un saco y llevarla de aquí para allá, cosa que es factible, pero no el uso más adecuado de esta nueva herramienta agrícola. La verdad es que lo de los superabsorbentes va por el lado de ayudarle a la tierra a ser más eficiente con el agua y los nutrientes con que cuenta, pero ahí mismo donde se encuentra, sin moverla de sitio.

Sin ir más lejos, están recomendados para enmendar o mejorar suelos ligeros, arenosos, compactados o arcillosos; para el preparado de sustratos destinados al cultivo en tiestos, jardineras y terrazas, tanto en interior como exterior. También pueden ser aplicados en el acondicionamiento de terrenos que recibirán plantíos extensivos, tales como alfalfa, trébol, ray-grass, pasto alemán, maíz forrajero, etc.

En la jardinería extensiva ornamental, en la horticultura intensiva (apio, lechuga escarola, acelga, espinaca, col, pimiento, berenjena, zanahoria, tomate, ajo, cebolla, etc.) y en el cultivo en extensivo de hortalizas (melón, calabaza, sandía, pepino), los superabsorbentes pueden hacer de las suyas en beneficio del agricultor y su bolsillo. Así como en los suelos destinados al sector frutícola arbóreo, en cultivos tan rentables como de manzanas, cerezas, peras, duraznos, naranjas, aceitunas, almendras, paltas, chirimoyas, membrillos, ciruelas, castañas, nísperos y avellanas.

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Aprovechamiento al máximo del agua


Los equipos de riego por goteo ya no están asociados solamente a grandes inversiones realizadas en el ámbito de la agricultura industrial. Sus ventajas son cada vez mejor conocidas y utilizadas por viveristas, hidroponistas y paisajistas, quienes adecuan estos avances a sus respectivas necesidades y recursos con mucho ingenio y creatividad.

Antes de que estas técnicas se difundieran en el país, se produjo el milagro de los parronales de exportación en los suelos áridos de Copiapó, donde grandes extensiones que parecían no tener futuro, se cubrieron de verde gracias a esta fórmula paciente y metódica de suministrar agua, creada por los israelitas.

En el norte, el recurso hídrico se extrae, mediante bombas, de las napas subterráneas -no importa cuán profundas sean- y se lleva mediante tubos hasta los puntos de acopio y fertilización, antes de repartir el riego a las plantaciones por una red de cañerías con goteros.

Para instalarlo así, con todas sus posibilidades y al máximo de su potencial, es necesario realizar estudios previos, que incluyen un análisis de la fuente de agua disponible y un levantamiento del terreno a cubrir.

Instalación del sistema de riego

La instalación de este sistema de riego en grandes extensiones comprende tres etapas, a partir de la toma de agua desde la fuente destinada a alimentar el riego, que puede ser un estanque, un río, un lago o un tranque. La captura y conducción se hace primero con el establecimiento de matrices de tuberías de PVC, de diámetro acorde con las necesidades y que se conectan mediante uniones, codos y otros tubos menores o submatrices que distribuyen el agua. La red incluye, a todo lo largo, un cable eléctrico que activa la apertura y cierre de las válvulas.

Esta red de conducción lleva el caudal hasta los sistemas que controlan el paso del agua y eliminan del torrente las impurezas que eventualmente podrían obstruir los goteros.

Por último, el agua llega a sus destinatarios vegetales pulverizada, en forma de rocío o gotas, a través de dispositivos instalados en cañerías de polietileno 0 mediante cintas elaboradas con goteros incluidos. Estas duran entre tres y cinco años, son muy fáciles de instalar, trabajan bien aún con baja presión del agua y su precio es de alrededor de los 70 pesos el metro.

El caudal normal de un gotero estándar es de cuatro litros por hora, de manera que para regar una extensión dotada de un total de 200 goteros -uno por planta- es necesario contar con un mínimo de trece litros por minuto.

Tipo de riego

El tipo de gotero y los volúmenes de agua a utilizar dependen a su vez, de la naturaleza de los cultivos y sus diferentes etapas, siendo, por lo tanto, distintos cuando se aplican a un vivero o un plantel hidropónico.

Entre las ventajas de una cinta de goteo, además de permitirnos elegir la distancia adecuada para nuestros cultivos está su resistencia al calor y al frío intenso sin degradarse como los plásticos comunes, manteniéndose en buenas condiciones en intemperie. Normalmente tampoco la dañan los pájaros ni los productos químicos de agrícola: es repelente a los insectos y su superficie interna es antiadherente, por lo que no acumula precipitados sales ni algas. Sus microemisores de agua cuentan con filtros que impiden el ingreso de cuerpos extraños al laberinto.

Prácticamente todos los implementos que forman parte de esta tecnología provienen de la industria israelita, que desarrollo el sistema para aprovechar al máximo los escasos recursos hídricos de su territorio y llevar este vital cemento a lugares que no tienen riego natural.

Los filtros

En materia de filtros, uno automático electrónico de seis pulgadas puede costar poco menos de tres millones, una inversión que se justifica en plantaciones comerciales. Los hay de plástico anticorrosivo y de acero con revestimiento de poliéster y epóxico.

El filtrado consiste en hacer pasar el agua a través de poros que retienen las partículas sólidas de diferentes tamaños suspendidas en el líquido, de acuerdo a la capacidad y diseño del equipo y de las necesidades del predio.

Los diferentes sistemas varían en el diámetro de boca de entrada y de salida, en el área de filtrado y en las posibilidades de la tecnología y materiales.

Para elegir un filtro, debe tomar en cuenta el caudal que es necesario tratar, así como las características del agua, el tipo y tamaño de los sólidos suspendidos en ella. Es posible que no requiera de un proceso muy riguroso, así es que determine primero el grado de purificación que precisa y las especificaciones hidráulicas del sistema en el que se instalará el filtro.

Los equipos de plástico necesitan de un mantenimiento periódico, consistente en el lavado con agua de los dispositivos filtrantes removibles. Los automáticos, en cambio, se limpian a sí mismos por la presión del agua corriente y su mecanismo de limpieza se controla tanto en forma hidráulica como eléctrica.

La mayoría de los elementos descritos, goteros, cintas, controladores y filtros, se pueden emplear en forma independiente para diversos usos: goteros y cintas conectados a un estanque para surtir un cultivo hidropónico; un equipo controlador para regular riego y fertilización de un invernadero o un filtro para mejorar la calidad del agua