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Que flores cultivar en el jardín de la casa?


No existen dudas acerca de que para cubrir pérgolas y espalderas, una trepadora perenne como los rosales es lo ideal. Si lo que usted busca es cultivar flores en el jardín de la casa, lo invitamos a que lea este texto que lo va a guiar en todo el trabajo de cultivo y jardinería.

Cultive estos rosales maravillosos en su jardín

Aunque los rosales siempre verdes son pocos, permiten una elección insólita y atractiva para el jardín. Desde el punto de vista de las flores, el más espectacular es quizá el Mermaid, con flores simples y amarillas, que florece desde mediados de junio en adelante y, aunque es semiperenne, conserva algunas hojas durante todo el invierno. Por otra parte, es un poco delicado y sus tallos pueden morir hasta el nivel del suelo con un clima muy severo.

En este caso, el rosal perenne de hojas más resistentes es el R. wichuraiana, que posee hojas lustrosas y capítulos de flores pequeñitas y arracimadas.

Pero su principal atracción es su penetrante fragancia y el hecho de que no empieza a florecer hasta agosto, cuando la mayoría de los rosales trepadores han pasado su mejor época. Presenta una segunda estación de color, cuando se cubre de pequeños y rojos frutos a finales de octubre. Hay muchos y hermosos híbridos de widhuraiana, pero ninguno es completamente perenne.

Existen dos híbridos de la siempre verde rosa mediterránea (R. sempervirens) que, aunque sólo semiperennes, pueden aplicarse a la situación que nos ocupa. El primero es Adelaide d'Orléans, cuyas flores combinan los colores de las fresas con nata, con algo más de nata que de fresas son pequeñas y verdaderas dobles, como las del cerezo del Japón, y se abren en junio. Más persistentes son las hojas de sus hermanas Felicité et Perpetué, cuyas flores blancas se abren a partir de capullos color carmesi en julio. Cuando estas dos plantas han florecido una vez no vuelven a hacerlo en el resto del año, pero su exhibición es tentadora.

Especies de hojas caducas en el jardín

Para la pérgola: especies de hoja caduca

Aquí no importa tanto que los rosales sean de hoja perenne, así que la elección es mucho más amplia. Puede escoger una especie silvestre, como la R. helenae; se trata de una planta muy vigorosa, por lo que basta con una o cada extremo opuesto de la pérgola. Durante junio y julio soporta enormes capítulos de flores de un blanco puro; por separado, éstas son pequeñas pero en una planta bien crecida surgen literalmente a millares. En octubre son sustituidas por pequeñas bayas de color escarlata que duran hasta después de Navidad; es pues una planta que da grandes satisfacciones.

A veces, la R. helenae tarda un año o dos en crecer adecuadamente, pero luego echa ramas muy grandes, a veces hasta seis metros de altura, en una sola estación. De jóvenes son muy frágiles, por lo que no deben atarse a la pérgola hasta que la estación está avanzada y el leño se haya endurecido. Son además muy espinosas, y es preciso usar guantes para tocar la planta.

Rosales arbustivos y trepadores en el patio de la casa

Si desea algo menos vigoroso, hay mucho que hablar de los viejos rosales trepadores. En este caso deberá cortar las cabezuelas cuando las flores se hayan marchitado y atar los nuevos brotes que ocupen su puesto. El Crimson Shower florece en julio, se mantiene en flor hasta mediados de septiembre y sus flores son de color carmesí. Es muy parecido al antiguo Crimson Rambler, pero menos sensible al mildiu de los rosales. Por la misma razón, el Debutante es preferible a el Dorothy Perkins, formando flores del mismo color rosa claro. Si desea flores de un color original, decídase por el Weilchenblau o el Violette, de flores violeta con matices castaños; estas dos variedades carecen de espinas.

Existe un grupo de rosales llamados arbustivos, cuyo atractivo reside en que florecen continuamente, pero que parecen indecisos en cuanto a la opción de trepar o extenderse en matas. Con todo, revestirán con gracia los soportes de la pérgola, pero es improbable que lleguen a las barras transversales. Un tipo especialmente agradable es el Capa Magna, de flores de color rojo de tamaño muy parecido a las del híbrido ordinario de la rosa de té. Entre otros se cuentan el rosado Dorothy Perkins, el rojo fuerte Hugh Rignold, el naranjaescarlata Danse du Feu y el atractivo Golden Showers, de flores amarillas. Todos ellos presentan la ventaja de florecer desde mayo hasta septiembre, aunque tienden a experimentar dos floraciones principales, intercaladas por algunas flores más escasas.

Existen también varias cepas trepadoras de rosas con flores grandes, pero que sólo florecen una vez y suelen formar plantas macilentas. Sin embargo, se entremezclan alegremente con los rosales arbustivos. Una de las favoritas es el Guinée, con flores muy fragantes que son casi negras al abrirse. El New Dawn florece mucho tiempo y es de color rosa plateado, mientras que el Climbing Crimson Glory tiene flores carmesí de gran tamaño

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Pueden crecer las plantas de interior con luz artificial?


Como todos sabemos, las plantas necesitan de la luz solar para la asimilación a través de las hojas, mediante la función clorofílica. Esta exigencia de luz es consustancial a las plantas verdes, por lo cual resulta absolutamente indispensable, cuando se pretende mantener plantas en el interior de las habitaciones de una casa, procurar que dispongan de una iluminación natural proporcionada a las necesidades de cada caso, puesto que, como es sabido, no todas las plantas tienen las mismas exigencias lumínicas.

Sin embargo, a pesar de lo indicado, resulta posible en determinadas circunstancias sustituir la luz natural por la luz artificial. De hecho, en horticultura, cuando se trabaja en cultivos forzados, se emplea con relativa frecuencia la luz artificial, en unos casos para alargar las horas de luz, en otros para forzar la nascencia o la floración y, en casos menos frecuentes, sustituyendo por completo a la luz natural.

Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que la luz solar es un conjunto de radiaciones de muy diversa longitud de onda, siendo las bandas correspondientes al azul-violeta y al rojo-naranja las que activan especialmente la fotosíntesis. La relación rojo-naranjal azul-violeta de la luz natural es del orden de 1,25.

¿Cómo hacer para sustituir la luz natural por la artificial en las plantas?

Para sustituir la luz natural por luz artificial habrá que emplear sistemas lumínicos que se parezcan lo más posible a la luz solar, tanto por la existencia de radiaciones de las bandas de longitud de onda indicadas anteriormente, como por el hecho de que la relación entre tales radiaciones sea, asimismo. la señalada para la luz natural.

En este orden de ideas son muy diversos los focos luminicos que cabe emplear en sustitución de la luz solar. Entre ellos indicaremos las lámparas de incandescencia con filamento de tungsteno o de wolframio, las lámparas de fluorescencia con vapor de mercurio y los tubos fluorescentes. Las primeras presentan la dificultad, en ciertos casos, de desprender un calor excesivo, teniendo, por otra parte, una vida media relativamente corta. Por esto, su uso no está demasiado extendido, prefiriéndose, por tanto, emplear las lámparas de vapor de mercurio y los tubos fluorescentes, que no presentan el inconveniente del excesivo calor y que tienen una vida notablemente más prolongada.

Cultivo y cuidados de plantas de interiores con luz artificial

Si usted dispone de una habitación oscura en su casa y desea mantener en ella plantas de interior, puede hacerlo disponiendo una iluminación con tubos fluorescentes. Ahora bien, no le bastará con encender de vez en cuando las luces para que la planta perdure, sino que deberá mantener la luz encendida constantemente durante las horas del día.

Tampoco parece aconsejable partir el período de iluminación artificial, es decir, suministrar las 10-16 horas de luz por etapas a lo largo del día. La interrupción de la iluminación interrumpiría igualmente la función clorofílica, creando un desequilibrio en la planta que Ilegaria a provocar su muerte.

Por otra parte, una vez que dispone usted de la iluminación fluorescente para la habitación donde va a vivir su planta o su conjunto de plantas, debe procurar que la luz llegue a ellas con una intensidad adecuada. Aunque no se pueden dar normas con carácter general, cabe indicar que la potencia mínima instalada para iluminación debería ser del orden de los 200 watios por m2.

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Hierbas aromáticas, comestibles y medicinales en el jardín


El cultivo de hierbas aromáticas, comestibles y medicinales es la más antigua forma de jardinería y fue practicado en origen por los precursores de los modernos médicos y químicos. Para usted, puede ser una experiencia muy satisfactoria. Estas plantas crean un ambiente apacible con sus suaves colores y esencias aromáticas y, además, tienen una utilidad práctica. Con hierbas mejorará muchas recetas; las hojas tiernas de algunas plantas como primavera, margarita, diente de león, pimpinela y ligústico -con sabor a pepino-, caléndula, violeta y borraja son riquísimas en crudo. También obtendrá perfumes naturales para su casa si prepara saquitos de lavanda o rosas y una almohada de lúpulo, le ayudará a conciliar el sueño. ¿Y las tisanas?: melisa y verbena son buenos tónicos nerviosos; las flores de tilo con miel constituyen un ponche perfecto; la flor del rosal castellano es rica en vitamina C; la consuelda, utilizada como cataplasma, cura cortes, rasguños y heridas.

¿Dónde conviene cultivar hierbas?

Mientras muchas hierbas como mejorana, pimpinela, hinojo y serpol son oriundas de las Islas Británicas y se darán bien en un clima templado, casi todas las hierbas aromáticas como lavanda, romero, ruda y casi todas las de follaje plateado proceden de la zona mediterránea. Pese a que crecen en cualquier tipo de suelo, un buen drenaje les es vital y no sobreviven en un suelo anegado y arcilloso. Aman el sol y lo ideal sería cultivarlas en suelo bastante ligero con una leve pendiente hacia el sur; pero esto es un consejo con miras perfeccionistas, no una regla. Si usted consigue cultivar lavanda, podrá cultivar la mayoría de las hierbas de las que le hablamos a continuación en este capítulo.

Planificación del cultivo en el jardín

Las hierbas lucen más en un jardín de marco clásico y romántico, como el que ofrecemos en el plano. En él se mezclan elementos que contribuyen a crear un efecto de paz y serenidad: el agua, en una pequeña fuente; un cenador; con banco de piedra; un reloj de sol, sobre un pilar; la pérgola y los parterres geométricos separados por senderos enlosados como los de un convento de la Edad Media... Esta es una idea sobre la que puede trabajar y que usted tendrá que adaptar a sus necesidades.

A la hora de planificar su jardín, tenga en cuenta su orientación. Al distribuir las plantas y otros elementos en el plano que le ofrecemos, se ha supuesto que este jardín está orientado hacia el sudeste, con lo cual recibe una buena porción de sol y sombra. La fuente queda del lado sombrío y el cenador al sol. Invierta los términos como necesite para acoplar las plantas a su situación.

Por si desea salirse del campo de las meras hierbas aromáticas, se han pensado también espacios para hortalizas fáciles como calabazas y calabacines, cebollas, chalotas, ajos y lechugas; así como para algunos frutales de cordón (manzanas y peras). Al distribuir las plantas en los parterres, se ha tenido en cuenta la altura, para evitar que unas oculten a las otras, y también si son perennifolias y los colores predominantes del follaje. El color de las flores importa menos que las hojas y raíces, pero algunas plantas medicinales poseen flores adorables.

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Planificación de los cultivos del jardín


Es el momento de hacerse un plan de cultivo rotativo, de modo que éstos reciban el mayor beneficio posible del suelo. También es el momento de recoger remolachas, patatas, manzanas, etc. y de sembrar espinacas, lechugas de invierno y cebolletas.

A planificación sobre el papel es particularmente importante si tiene que sembrar y plantar las especies respectivas en sus sitios definitivos al año siguiente. En otras palabras: debe empezar a pensar en la rotación de los cultivos, un principio hortícola casi tan importante como la fecundidad del suelo. La rotación de cultivos supone la agrupación de determinadas especies para plantarlas o sembrarlas juntas y su traslado, dentro del huerto, a lo largo de los años.

Dos buenas razones para planificar cultivos rotativos

Hay dos buenas razones para elaborar un plan cultivo rotativo: la primera es que las diferentes hortalizas consumen diferentes cantidades de nitrógeno, fósforo y potasio. Las que tienen áreas foliares relativamente grandes requieren más nitrógeno que otras, mientras que los tubérculos son ávidos de fósforo. Por tanto, si se usa un abono de tipo general al comienzo de la estación, habrá partes del huerto en las que quedarán en el suelo restos de elementos nutritivos. Estos residuos serán de enorme valor para otros grupos de hortalizas que los aprovecharán al año siguiente.

Además, todos los miembros de la familia del guisante y la judía tienen una característica peculiar desconocida en otras especies: las raíces están cubiertas de pequeños nódulos que, a primera vista, podrían confundirse con las deformaciones provocadas por una enfermedad, pero que en realidad son los llamados nódulos radiculares, que albergan grandes poblaciones de bacterias capaces de extraer nitrógeno de las bolsas de aire que hay en el suelo y de convertirlo en nitratos (fertilizantes valiosos). Los guisantes y judías, por tanto, dejarán nitrógeno en el suelo, del que otros vegetales podrán beneficiarse en su momento.

Por ello, la mejor manera de levantar los guisantes y judías que hayan dejado de dar fruto es cortarlos a ras del suelo, dejando enterradas las raíces y echando al montón de compost sólo las partes aéreas.

La segunda razón para adoptar la rotación se refiere a las plagas de insectos, así como a las enfermedades criptogámicas. La mayor parte de los insectos y hongos que atacan a las hortalizas pasan el invierno en el suelo, son capaces de soportar las más fuertes heladas y dan en primavera origen a una nueva generación de invasores dañinos.

La hernia de la col, que ataca a todas las especies de esta familia, es un ejemplo típico: incluso si todas las plantas con deformaciones en la raíz se eliminan y se queman, siempre quedan en el suelo algunas esporas de la enfermedad. Si se plantan de nuevo coles u otras plantas de esa familia al año siguiente y en el mismo sitio, se infectarán inmediatamente. Pero si se las lleva lo más lejos posible del suelo atacado y se aplica un fungicida adecuado, las probabilidades de que sobrevivan serán, en este caso, muchos mayores.

En que consiste el plan de cultivo

Para un huerto de tipo medio, un plan de rotación de tres años es el más sencillo y eficaz. Para empezar, agrupe las hortalizas como sigue:

  1. Raíces y tubérculos: zanahorias, remolacha, chirivías y cebollas.
  2. Guisantes y judías: habas, judías trepadoras, judías enanas y guisantes.
  3. Brasicáceas: col, brécoles, coles de bruselas, col rizada, coliflor, nabo y rutabaga.

En estos grupos hay dos aparentes anomalías: las cebollas no son tubérculos, mientras que sí lo son los nabos y la rutabaga. Las cebollas se incluyen en el grupo 1 porque conviene plantarlas al lado de las zanahorias o en hileras alternadas con ellas. La razón es que los dos respectivos insectos que las atacan (la mosca de la cebolla y la de la zanahoria) se guían por el olor para alcanzar la planta: si ambas se juntan, sus respectivos olores se disimulan entre sí y el riesgo de plaga es menor. La rutabaga y el nabo, pese a ser cultivos de raíz, pertenecen a la familia de la col, y están expuestas a las mismas enfermedades. Ambas, por ejemplo, pueden contraer la hernia de las raíces, lo que da sentido a su rotación incluida dentro del grupo 3.

Las hortalizas que quedan, como puerros, lechugas, etc., pueden plantarse en los sitios que queden libres.

El último factor que determina la sucesión en que deben trasladarse los grupos de hortalizas está relacionado con las necesidades de elementos fertilizantes. Las plantas de raíz (como las zanahorias) toman formas raras en suelos recién abonados, rindiendo resultados mejores en terrenos abonados para el cultivo anterior. No hay nada mejor que colocarlas tras los guisantes y judías del grupo 2.

En la tabla de rotación se explica claramente el plan trienal, indicándose los abonos que darán mejores resultados en el caso correspondiente